Tras años de estar rezagado, de quedar casi relegado detrás de otros cultivos, el trigo volvió a tomar el espacio que siempre tuvo en la Argentina prekirchnerista. Con altibajos, esta producción invernal es la cara que consolida a regiones como la sudoeste bonaerense, una de las más dañadas por las políticas encerradas en trabas para comercializar, falta de previsibilidad del Estado para la inversión y también una ausencia de obras que posibiliten al productor trabajar en épocas de inclemencias.

trigo

Desde diciembre a la fecha algunas noticias fueron de las más esperadas: se eliminaron los derechos de exportación y los arbitrarios cupos que implementaba mediante el manejo de los Registros de Operaciones de Exportación (ROE) el gobierno anterior. Cómo es lógico, cuando al productor se le brinda un escenario con reglas claras, no se le pisa la cabeza financieramente y se le abren mercados para vender su producción, responde con más inversión. Esta campaña de trigo quedará en la historia del agro argentino como la vuelta al cultivo sin restricciones de producción ni de comercialización.

Para Esteban Copati, jefe de estimaciones agrícolas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, se registra durante el actual ciclo una “importante recuperación del área sembrada, como así también una mayor inversión en los planteos tecnológicos que actualmente se están empleando para su producción”. Y el mensaje es alentador, pero cauteloso: “Durante la actual campaña 2016/17 la superficie implantada se estima en 4,3 millones de hectáreas, cifra que refleja una expansión interanual superior al 19 % (la campaña 2015/16 de 3,6 millones de hectáreas)”.

Entre las novedades positivas de este año hay que sumar que productores de otras zonas optaron por la vuelta al trigo más allá del sur bonaerense, sobre todo en extensas regiones de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos.

“Hemos relevado un gran interés en la inversión de tecnología, no sólo por una mejor fertilización del cultivo en diferentes etapas de su desarrollo, sino también en los cuidados sanitarios que se están realizando con el fin de alcanzar elevado rendimiento y una mejor calidad de producción. Todo indicaría que el trigo vuelve a ser la estrella de los cultivos de segunda o de invierno, aguardando volver a ser un jugador de importancia en el mundo y a recuperar el mercado brasileño que nos asegura ventas por 5 millones de toneladas, si la calidad es la adecuada”, explicó el analista de Ruarte´s Reports, José Luis del Palacio.

Ante todo la cautela

Como productor de Coronel Pringles, dirigente de la Rural local y de CARBAP, Manuel Domínguez es un referente de la región y también un termómetro de la situación productiva del trigo en el sudoeste de provincia de Buenos Aires: “Terminamos de sembrar a fines de agosto, cuando en realidad ya en julio debería estar finalizada la siembra. Esto no es lo ideal. De uno a diez puntos, la siembra de esta campaña se ubica en los seis después de tres meses de largas lluvias que dejaron los surcos abiertos. Las condiciones no fueron las adecuadas, lo que determinó que se sembraran menos hectáreas de las que se esperaban a principio de año”.

En su zona de todas maneras la siembra estará por encima de las últimas campañas, donde se sembró apenas el 60 % de lo que podría sembrarse según Domínguez. “Este año se sembró entre un 25 % o 30 % más en la zona de Pringles. Se sembró mucho más que el año pasado, pero no volvimos a los mejores momentos. Además el productor está trabajando en la calidad, volviendo a utilizar más fertilizantes como fósforo o urea para obtener un trigo de mejor calidad. El desastre que dejaron las pasadas políticas hizo que el productor también invierta menos al no encontrar rentabilidad”, dijo.

Ya por estos días se están recolectando los primeros cuadros sobre las zonas NOA y NEA. “Los rendimientos registrados oscilan entre 10 a 20 qq/Ha, por debajo de las expectativas iniciales, y ello se debe a un prolongado período de déficit hídrico que afectó al cultivo en ambas regiones. Sin embargo, se prevé que el rinde medio nacional mejore a medida que la recolección de lotes avance hacia el centro y sur de la región agrícola”, expresó Esteban Copati.

Desde la misma Bolsa de Cereales de Buenos Aires estiman la proyección nacional de producción en 12,5 millones de toneladas, que de concretarse permitirán registrar un incremento interanual de 21 % (producción 2015/16: 10,3 MTn). Argentina vuelve a su cultivo emblema guiada por un marco económico y político que le abre las puertas.