La Mesa Redonda de la Soja Sustentable (RTRS) acaba de lanzar una primicia y una buena señal para las comunidades y los productores que se esmeran en llevar adelante procesos de mejora en buenas prácticas agrícolas.
La suscripción de la norma europea promete un plus que no es económico, ya que ante propios y extraños puede lucir como un espejo en el cual mirarse, para mejorar en varios frentes.
Cuatro empresas agropecuarias argentinas, entre ellas Tecnocampo –con sede en Monte Cristo, en el norte cordobés– fueron reconocidas bajo el “doble estándar RTRS-AC” y, por primera vez, verán un resultado económico específico: el ingreso al mercado de créditos de soja responsable que se deriva de la normativa europea.
Cabe aclarar que los atributos no están en el grano en sí, que no difiere de otros proveedores, sino en los procesos de gestión de calidad a los que adhirieron los productores.
Agricultura Certificada (AC) es una norma de calidad ambiental y agronómica bien autóctona. Fue desarrollada por la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid). A su vez, RTRS es una norma europea focalizada en soja, pero que audita diferentes procesos. Se asienta en principios de cumplimiento legal y buenas prácticas empresariales, condiciones laborales y relaciones comunitarias responsables, lo mismo en materia ambiental y de prácticas agrícolas.
Shell, el comprador
La petrolera Shell, uno de los consumidores de soja para la producción de biodiesel, adquirió 10 mil créditos de soja argentina (equivalentes a 10 mil toneladas), a través de la plataforma de comercialización RTRS.
Esas toneladas fueron producidas en el último año por las empresas Agrosudeste (Marcos Juárez), Tecnocampo (Monte Cristo), ambas en la provincia de Córdoba, a las que se sumaron El Hinojo (Entre Ríos) y El Progreso, en la provincia de Buenos Aires.
“Estamos por cumplir cuatro años desde que logramos la primera certificación. Arrancamos motivados por diferentes razones; el compromiso con la sustentabilidad de nuestro sistema; la necesidad de una mejora organizacional; el compromiso con la siembra directa y con Aapresid como institución, y nuestro deseo de mostrar a la sociedad la manera en que se maneja la producción. Teníamos también la esperanza de que en algún momento apareciera un mercado que genere un beneficio extra en el precio por la venta de un producto certificado”, resumió ante La Voz del Campo Andrés Laxague, gerente de producción de Tecnocampo, durante una jornada dedicada a la capacitación en la empresa que abarcó a contratistas externos y a diferentes áreas de gestión.
La capacitación es una de las herramientas que apuntala esta cultura enfocada en estándares de producción responsable y sustentable.
La consultora e ingeniera agrónoma Rosana Chiaramello es la responsable externa del proceso. “Cuando se implementa un sistema de gestión de calidad, no vamos sólo al producto, sino que abarcamos a la empresa en todo su quehacer. Uno de los planos es la comunicación; cuando la empresa describe lo que hace, con las personas involucradas, ese equipo de trabajo empieza a unificar criterios; sus integrantes empiezan a ver y a hacer lo mismo. En ese sentido, la empresa se optimiza en su conjunto”.
Estos sistemas de gestión de calidad hoy son voluntarios pero, a futuro, los productores enfrentarán más exigencias desde los consumidores. “La sociedad nos va a exigir que las empresas demuestren cómo están haciendo las cosas. Y frente a eso, creo que las que están en camino o certificando normas de calidad tienen una ventaja comparativa con respecto a las demás”, diagnostica Chiaramello.
Otra ingeniera agrónoma, Francisca Llorens, se desempeña como responsable interna de calidad. “El sistema de gestión me enseñó a cambiar el foco, a salir del lote propiamente dicho. Intervienen todas las áreas de la empresa, hay una cultura de registrar y sistematizar las tareas; todo lo que es seguridad e higiene en el campo: si un operario se cayó de la cosechadora se registra el accidente, cómo pasó, dónde estuvo la falla”.
Atención, escuelas
En las 11.250 hectáreas bajo producción agropecuaria certificada, la mayor parte en la provincia de Córdoba, Tecnocampo abarca medio centenar de campos alquilados. Esa geografía rural contiene a cinco escuelas, viviendas, montes y cursos de agua.
En ese entorno, las buenas prácticas están llamadas a jugar sus mejores cartas. Se delimitaron zonas buffer (sin cultivos), con un alcance de 100 metros de resguardo en los bordes de acuíferos, viviendas o escuelas. Los protocolos incluyen señalización y cartelería dentro de los campos, construcción de celdas para concentrar bidones de agroquímicos y diferentes acciones de información y capacitación.
“A las escuelas les presentamos una nota de aviso sobre aplicaciones e información sobre las normas RTRS que estamos cumpliendo, al igual que a los campos vecinos. En los establecimientos próximos a escuelas, las pulverizaciones se realizan los fines de semana, aunque la mayoría de las aplicaciones se hacen en verano, cuando están de vacaciones. Tenemos contacto directo con las maestras y también acuerdos de capacitación cómo hacemos el tratamiento de los envases vacíos, las aplicaciones, sobre cómo es cumplir con la ley de agroquímicos”, relata la ingeniera agrónoma Andrea Butarelli, del área de producción de Tecnocampo.
En todas las escuelas y viviendas se realizan análisis de agua (químicos, de residuos y bacteriológicos).
Contratistas
Los proveedores de servicios de siembra, pulverización y cosecha participan y se integran a los protocolos de “agricultura certificada” o de “soja sustentable”. Daniel Bertinetti, de Río Primero, y Sergio Mandile (de Matorrales) relatan que su capacitación en Tecnocampo estuvo enfocada en seguridad e higiene y legislación laboral. “Al momento de ejecutar las labores en el campo, nos da la tranquilidad de que estamos haciendo las cosas bien, desde contar con la documentación en orden, la ropa de trabajo, los productos y las condiciones de aplicación”, menciona Bertinetti.
Los contratistas subrayan que la incorporación de tecnología “ayuda a trabajar de manera más precisa y con menos riesgos”, mientras coinciden en que la calificación y certificación de normas de calidad es un camino a recorrer por las empresas agropecuarias, aunque ya respeten todas las legislaciones tanto a nivel nacional como provincial y municipal.
En el frente interno de la empresa, Juan Albarracín y Marcelo Gutiérrez, desde el área de logística, deben atender diferentes necesidades internas y externas. “Hay una creencia de que si sembramos soja le hacemos mal al ambiente o las personas. Pero nos dimos cuenta de que con estos procesos estamos haciendo algo que favorece a todos, al ambiente, a los consumidores, a las comunidades”, indicaron.
La documentación de estos procesos permite a la empresa acreditar “aciertos” y “errores”, un factor competitivo que ayuda a hacer correcciones o capitalizar lo que dio buen resultado. “En las cuestiones agronómicas, cuando se detecta que tal práctica genera un beneficio o es más eficiente, automáticamente la replicamos”, acotó el gerente de producción. Es lo que ocurrió con la norma AC, de Aapresid. Primero se certificó uno de los campos, sobre el que se tenía información acreditada e indicadores de muchos años en siembra directa. Luego, se extendieron esos protocolos al resto, para capitalizar diferentes pautas, como el manejo integrado de plagas.
Perfil
Tecnocampo SA. Inicio de actividades, 1992, en Monte Cristo (Córdoba); 60 colaboradores, de los cuales 15 son ingenieros agrónomos.
Áreas de negocios. Producción de granos, insumos agropecuarios, acopio, agricultura de precisión y riego.
Superficie. 20.400 hectáreas, distribuidas en 51 campos (55% en el centro norte de Córdoba; 35% en el centro este y 10% en el sur de Córdoba y norte de La Pampa).
Normas de calidad. Certificación de AC en 2010, en el campo “piloto” de 260; 1.570 hectáreas en 2012, con recertificación en 2013. Certificación de RTRS en 29 campos (11.250 hectáreas) en 2014. Planea certificar el 100% del área en la actual campaña agrícola.
Definiciones
Andrés Laxague. Tecnocampo. “Estamos por cumplir cuatro años desde que logramos la primera certificación. Arrancamos motivados por diferentes razones: el compromiso con la sustentabilidad de nuestro sistema, la necesidad de una mejora organizacional”.
D. Bertinetti. Contratista. “Al momento de ejecutar las labores en el campo, nos da la tranquilidad de que estamos haciendo las cosas bien, desde contar con la documentación en orden, la ropa de trabajo, los productos y las condiciones de aplicación”.
AAPRESID
- En Argentina el 80% de la soja que se produce se exporta.
- Se generaliza la cosecha de fina en el sur del área agrícola.
- El patentamiento de maquinaria agrícola en noviembre fue de 575 unidades, registrando una baja del 9,4% interanual.
- Faena de vaquillonas: Números que no ceden y comienzan a alertar.
- Comenzó la floración del maíz temprano y el 21% tendría casi asegurado buenos rindes.
- La buena humedad del suelo y las temperaturas moderadas sostienen condiciones óptimas en los cultivos de gruesa.
- Desarrollan nuevas variedades de yerba mate con mayor rendimiento y adaptación.
- Mover un camión en la Argentina fue 2% más caro en noviembre.
- Con 540 mil toneladas exportadas en noviembre, la campaña de trigo 2023/24 cierra con 7,65 millones de toneladas
- La agro-exportación ingresó en noviembre U$S 1.999 Millones, y U$S 23.124.558.215.- durante 2024.
- Con fertilizadoras incorporadas, reducen pérdidas hasta en un 60%.
- Tras las lluvias, los cultivos de gruesa mantienen una buena condición.
- A falta de un mes para el cierre, el complejo trigo generó cerca de 2.600 millones de dólares en la campaña 2023/24.
- INTA: Maíz tardío, una pieza clave del sistema productivo.
- Región Núcleo: Con un 30% cosechado, el trigo supera expectativas con rindes que prometen.