La Ley de Protección y Enriquecimiento del Bosque Nativo (Nº 26.331) toma el concepto de manejo sustentable del informe Brundtland, presentado ya hace alrededor de 20 años en la Cumbre de Río. Con un planteamiento ecosistémico, integra los componentes ecológicos, sociales –en particular, la necesidad de asegurar la participación de las comunidades indígenas y los pequeños productores– y económicos y habla de los servicios ambientales del bosque. Es una ley muy compleja y con muchos aspectos.

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Con respecto al manejo sustentable, la Dirección de Bosques toma de la ley tres instrumentos: planes de formulación de proyecto para intervenir en el bosque nativo; planes de conservación –que tienen actividades muy restringidas y tienden a conservar áreas de bosque, por su valor– o proyectos de manejo sustentable. En cuanto a los planes de cambio de uso del suelo que implican desmontes, así como su evaluación de impacto ambiental, deben estar registrados por las autoridades de aplicación.

Según datos del grupo de estadística forestal –que mantiene los parámetros de la producción primaria de bosques nativos–, en el año 2010 hubo una producción de alrededor de 3 millones de toneladas de leña propiamente dicha y carbón y cerca de 700 mil toneladas de rollizos, entre otros productos. Ese año marcó un incremento con respecto al 2009. El interés es que esta producción crezca y empezar a trabajar con las industrias madereras para aumentar el uso de estas especies, siempre que provengan de extracciones autorizadas.

La Ley de Bosque no prohíbe la extracción de árboles, sino que la regula para asegurar el uso del recurso a perpetuidad. A veces hay información mal intencionada sobre la situación. La deforestación continúa en el país, pero desde la aplicación de la ley estamos cambiando la pendiente de la curva.

La agricultura en ciertos casos corre la frontera, expulsa áreas ganaderas hacia el bosque y elimina zonas forestales para el desarrollo agrícola. Es un tema complejo. No alcanza con los controles, hay que aumentar la difusión sobre qué significa proteger el bosque y cuáles son los servicios que brinda y el apoyo financiero para llegar a todos los actores sociales vinculados al bosque. El futuro sostenibles es con un manejo sostenible o sustentable del bosque. No podemos imaginar que se pueda seguir trabajando en la deforestación.

Otro tema en desarrollo es un sistema de verificación y control de los productos forestales. Se ejecuta mediante el Proyecto de Bosque Nativo y Biodiversidad, de la Subsecretaría de Planificación y Política Ambiental, financiado por el Banco Mundial. Se trata de una prueba piloto para trabajar con una guía única para el transporte de productos forestales, dado que uno de los grandes problemas es la ilegalidad en el comercio de madera.

El futuro sostenible es posible con un manejo adecuado del bosque. Debemos buscar otras formas de aprovechamiento y, sobre todo, incrementar lo que el bosque nativo puede producir, que aún ofrece un terreno importante para desarrollar: la fabricación de muebles, la dendroenergía –a partir de derivados del bosque–, los productos forestales no madereros, tales como aceites esenciales, productos farmacéuticos, harinas –por ejemplo, la de algarroba, que cada vez tiene más importancia en el mercado–, la goma brea, para la cual buscamos el reconocimiento en el Código Alimentario por sus muchos usos.

El éxito de la ley no depende únicamente del compromiso de las autoridades de bosques. Sólo la participación de todos permitirá asegurar la presencia y el aprovechamiento del bosque a perpetuidad.