Conocidos por sus chacinados y embutidos, más de 100 productores de la localidad cordobesa de Colonia Caroya completarán todo el circuito con un frigorífico para faenar y despostar cerdos. Se trata de la planta modelo Qualitá, que permitirá recuperar el 75% de la producción que se desposta en otras provincias y vender cortes propios.
“Ofrecemos un servicio y acortamos las distancias con el beneficio en los costos de transporte. Además, llegaremos a las carnicerías con una marca propia a un precio bajo, para competir con los pollos y la carne vacuna”, aseguró Luis Picat, un productor que apostó fuerte al desarrollo de este emprendimiento que, en línea con la propuesta estratégica del INTA, impulsa el desarrollo de la agroindustria y el procesamiento en origen de la producción. Precisamente, este tipo de experiencias tendrán una vidriera particular durante el Primer Congreso de Valor Agregado en Origen que el INTA organiza del 18 al 20 de julio en Manfredi, Córdoba.

Con una inversión que supera los 21 millones de pesos, las instalaciones de Qualitá poseen equipamiento y tecnología de punta que permitirá faenar y despachar medias piezas, cortes frescos, envasados o congelados. “Son 2.200 metros cuadrados en los cuales trabajarán 130 empleados cuando el establecimiento funcione a pleno”, señaló Picat y agregó que la planta tendrá una capacidad de faena de 500 cabezas diarias con un potencial de 1.000.

“Córdoba tiene el potencial y debe transformarse en un clúster de la industria porcina”, expresó. El frigorífico, además, contará con las normas de calidad necesarias para exportar al resto del mundo.

Con asesoramiento del INTA, Picat pudo generar biogás y electricidad a partir de los desperdicios en su criadero de cerdos, gracias a lo cual puede aprovechar los efluentes, evitar contaminaciones y reutilizar la energía en su granja. Esta misma tecnología de tratamiento de efluentes y generación de energía en origen será replicada en el frigorífico Qualitá. Con respecto a este punto, señaló Lisandro Errasquín, técnico del Proyecto Eficiencia de Cosecha y Poscosecha (Precop) del INTA, “el manejo de los efluentes será clave para mantener la sustentabilidad ambiental”.

El Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial (PEA2) estima que para 2020 la producción de carne bovina aumentará un 46%, el complejo avícola un 88%, el ovino un 40% y el porcino un 193%. Estas estimaciones implican inversiones industriales y estructurales en manos de productores agropecuarios, así como disponibilidad energética en origen. En este sentido, sostuvo Errasquín, “será estratégico desarrollar fuentes de energías no convencionales y renovables”.

“La Argentina puede convertirse en un importante productor de bioenergía a escala mundial”, destacó Mario Bragachini, coordinador del Proyecto de Eficiencia de Cosecha, Poscosecha y Agregado de Valor en origen del INTA. Para este especialista, el concepto “cada día se asociará más al del valor agregado en origen y constituye una excelente oportunidad para el productor”.

Transformar el maíz en cerdos

El planteo es simple: evitar el envío del maíz al puerto y generar mano de obra mediante su industrialización. “Estar a 500 kilómetros del puerto representan para el maíz 1.500 pesos de flete por hectárea. Hacer una hectárea de maíz tiene el mismo costo que el transporte”, ejemplificó el productor.

“Si sumamos el alquiler y las retenciones agrícolas, hablamos de más de mil dólares por hectárea que pueden recuperarse transformando los granos en cerdos y estos en cortes de carnes fresca en el frigorífico”, dijo Picat. A ese ritmo, en cuatro años se recupera la inversión de cuatro mil dólares que requiere incorporar una madre en un sistema intensificado de producción porcina.

La chancha y los veinte

Enrique Dey es médico veterinario y es el encargado del sector productivo de la empresa agropecuaria donde Picat produce algunos de los cerdos que serán faenados en Qualitá. Dey explicó que “un sistema de confinamiento de ciclo completo significa que, dentro del establecimiento, ingresan los reproductores al sistema y semanalmente salen capones a faena”.

En estos planteos, con grandes capitales de inversión, se deben ajustar la genética, la nutrición y el control sanitario para lograr la mayor eficiencia productiva posible. “En un promedio de 170 días sacamos animales a faena con 125 kilos”, indicó Dey y añadió: “La cadena es muy dinámica, todas las semanas se sirven hembras, paren, se destetan lechones y se venden capones”.

INTA