* El recorte de los rendimientos por la sequía hace que quienes no cancelaron el total por adelantado pidan no pagar la última cuota y descuentos para el ciclo 2012/13.

El recorte de la cosecha nacional, cuyas dimensiones no se conocen con certeza porque aún sigue en proceso, dejará a más de un productor malherido.
Más a quienes arriendan el campo donde producen, modalidad con la que se calcula que se realiza el 65% de la producción agrícola argentina. Por eso, quienes no cancelaron por adelantado el total del arrendamiento para la siembra de 2011 (que se está cosechando) están pidiendo una quita de hasta el 20% a los dueños de los campos.

Según César Gagliardo, de la consultora Artegran, “los productores están negociando una reducción del 20% y algunos lo están logrando”.

Los contratos de arrendamiento se pactan por quintales

Por caso, el alquiler promedio para la campaña en curso fue de 17 quintales de soja por hectárea (o sea, 1.7 tonelada).
Estos contratos tienen distintas modalidades de pagos: hay dueños que piden una cancelación anticipada del total, y productores que logran pagar en hasta tres “cuotas”: una a la firma del contrato, otra al inicio de la siembra y otra, a cosecha. Este último pago suele representar entre el 10% y el 20% del total.

Guillermo Villagra, de Openagro, indicó que quienes pueden, “negocian no pagar la última cuota o bien, una quita importante”.

En esta campaña, la mayoría de los contratos se canceló de manera anticipada porque los productores venían de dos buenas cosechas. Estos arrendatarios intentan ahora pedir una rebaja para el próximo año. Según Villagra, buscarán quedarse en el campo y negociar un descuento cercano al 20% para sembrar en 2012. En paralelo, opina, quienes salieron más beneficiados son los que pactaron sus alquileres de acuerdo al nivel de producción, es decir, a porcentaje.

“Este tipo de contratos deberá volver a utilizarse porque si no, los productores pierden mucho con la sequía”.
Estas negociaciones se dan, en general, entre partes, sin intermediarios.

Los arrendamientos agrícolas que se concretan a través de inmobiliarias son grandes, con menos margen de renegociación y, en muchos casos, los proyectos amalgaman inversiones externas al sector agropecuario.

Según explica Roberto Frenkel Santillán, de Bullrich Campos y presidente de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales, “el dueño del campo no está dispuesto a acompañar al productor en sus pérdidas porque cuando gana, él cobra lo mismo”. Según su opinión, si el precio de la soja sube, “el que quiera un descuento para el año que viene, lo que va a conseguir es perder el alquiler de ese campo”, salvo en las zonas maiceras por excelencia, porque ese cultivo fue el más afectado Con dificultades, termina la última etapa de siembra del maíz y la soja El 65% de la agricultura nacional se hace sobre campos arrendados por los productores La soja se negoció en baja en la última ronda, y su valor fue de u$s 448 por tonelada en Chicago.

SRA