La reciente actualización de los datos de exportaciones por parte del INDEC muestra que, en los primeros 11 meses de la actual campaña comercial, el volumen de trigo enviado al exterior aumentó 140% respecto a igual período del ciclo pasado, alcanzando 7,1 Mt. En términos de valor, el crecimiento fue del 123%, lo que refleja el impacto de la caída de los precios de exportación con relación a la campaña pasada.

Al considerar al complejo como un todo, debemos adicionar las más de 375.000 toneladas de harina y las 340.000 toneladas de subproductos que se exportaron en lo que se lleva de la campaña 2023/24, para acumular 7.842.189 toneladas enviadas al exterior por el complejo triguero. Este volumen trajo consigo 2.558 mil dólares a la economía argentina, un 90% más que en igual período de la última campaña.

De cara al cierre de la campaña las perspectivas son positivas. A la cifra de despachos de granos mencionada anteriormente se le deben adicionar declaraciones de venta al exterior para embarque este mes, que mostraron un fuerte impulso en las últimas semanas y alcanzan 690.000 toneladas. Por otro lado, la información de la Agencia Marítima NABSA muestra que ya fueron despachadas al exterior más de 200.000 toneladas de trigo en noviembre, mientras que los buques programados para los próximos días acumulan otras 184.000 toneladas.

La cosecha acelera su marcha y la actividad comercial se contagia.

Aunque todavía rezagada cuando se compara con el promedio de las últimas campañas, la comercialización de trigo del próximo ciclo (que comenzará el fin de semana próximo) toma fuerzas y acelera su ritmo a medida que las cosechadoras avanzan sobre los campos de nuestro país. El informe semanal de seguimiento de SAGyP reportó que la cosecha ya alcanza el 29% de la superficie sembrada, 2 p.p. por delante del año pasado a igual fecha. Las labores comenzaron incipientemente en Buenos Aires, abarcan el 52% del área en Santa Fe, mientras que están prácticamente finalizadas en las provincias del NOA, Corrientes y Chaco.

En los primeros 14 días hábiles del mes de noviembre se comercializó más trigo que durante todo el mes de octubre, 1.038.000 toneladas contra las 881.000 del mes pasado. El volumen de este mes ya representa más del 20% de todo lo comercializado del cereal de nueva cosecha. Además, se observa un cambio en la modalidad de los negocios, con una mayor participación de las operaciones con precio hecho.

El 63,3% del volumen adquirido por industriales y exportadores durante lo que se lleva del corriente mes fue realizado con precio en firme, 18 p.p. más que en el mes pasado y casi 40 p.p. por encima del promedio de los últimos 5 meses (que acumularon 42% de todos los negocios realizados por trigo de la 2024/25). Esto se correlaciona con la necesidad de los productores para enfrentar la compra de insumos ý gastos asociados a la siembra de la soja de segunda.

Esta aceleración en la dinámica comercial interna se replica en el frente externo. Después de atravesar solo dos tercios, noviembre ya se coloca como el mes con mayor volumen de Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) durante 2024, con 1.644.935 toneladas hasta ayer, superando las 975.400 de octubre, considerando todas las fechas de embarque.

De lo declarado en noviembre, cerca de 523.000 toneladas corresponden a embarques para este mismo mes, último de la actual campaña comercial. Los 1.122.000 restantes fueron registrados para embarcar en los meses de diciembre y enero. De esta manera, las declaraciones de ventas externas para el próximo ciclo comercial totalizan 1,75 Mt, un gran crecimiento respecto a las 630.000 con las que había comenzado este mes.

Tras una fuerte caída, los precios del trigo en Chicago se recuperan por los nuevos ataques en la región del Mar Negro.

La semana pasada fue muy negativa para los granos en general en lo que respecta a las cotizaciones en el mercado de Chicago. Al frente de esas fuertes caídas se colocó el trigo, que lideró las pérdidas y tuvo la peor semana desde junio pasado. El cereal se venía mantenido estable desde mediados de octubre oscilando en torno de los USD 210/t. El viernes 8 de noviembre ajustó en USD 210,4/t y, si bien los fundamentals se mostraban mayormente bajistas, nadie esperaba la debacle que se sucedió en los días siguientes.

En las primeras 4 sesiones de la semana siguiente el precio del contrato de trigo de mayor volumen operado en CBOT se desplomó. Una caída de más de 15 dólares por tonelada (7,4%) en tan solo 4 días para hundirse en mínimos de más de 10 semanas en USD 194,8/t. Fueron dos los factores más influyentes para desencadenar esta fuerte baja en el cereal.

En primer lugar, el importante fortalecimiento de la moneda estadounidense que marcó el tono negativo en los mercados de los principales commodities agrícolas. El índice “DXY”, principal indicador que mide el valor del dólar estadounidense en relación con una canasta de otras monedas (euro, franco suizo, yen japonés, dólar canadiense, libra esterlina y corona sueca), tocó máximos de más de dos años durante la semana pasada. El aumento del valor del dólar con relación a otras monedas causa una pérdida de competitividad de los suministros estadounidenses en los mercados internacionales, por esto genera presión en las cotizaciones de los principales granos, donde Estados Unidos se destaca entre los principales exportadores.

En segundo lugar, las mejoras climáticas en varias de las principales regiones productoras del mundo, principalmente en los Estados Unidos. En Europa occidental, la siembra del trigo de invierno se venía retrasando por abundantes lluvias, pero en los últimos días los cielos despejados permitieron avanzar con las labores. En Rusia, el escenario es el opuesto. El arribo de las precipitaciones en el sur del país disipó los temores de impactos productivos y trajeron optimismo a las perspectivas de cosecha.

En Estados Unidos, que también venía siendo afectado por la falta de humedad, la lluvia trajo un gran alivio para los cultivos y el panorama cambió radicalmente. Al último final de semana de octubre, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) informaba que la condición de los cultivos se presentaba como la segunda peor en la historia para la fecha (38% del área cultivada en condiciones buenas y excelentes), mientras que 62% de la superficie de siembra del cereal se encontraba en condiciones de sequía.

El último reporte de Seguimiento de Cultivos del USDA, correspondiente a datos del último final de semana, reflejó que el 49% de la superficie cultivada con trigo se calificó en condiciones buenas y excelentes, un máximo de 5 años para la fecha y superando en 3 p.p. las expectativas del mercado. Por su parte, las condiciones de humedad presentaron una impresionante mejora, pasando de 62% del área sembrada en condición de sequía a tan solo el 40% en tres semanas. Aún más impresionante es la evolución que tuvo Kansas, principal estado productor del trigo de invierno en EE. UU., que pasó de tener 70% de la superficie cultivada en sequía al 24%.

Luego de ese mínimo alcanzado el jueves de la semana pasada, mismo con el dólar manteniendo su fortaleza y con perspectivas optimistas para los cultivos del hemisferio norte, la pérdida de más de 15 dólares fue completamente recuperada. Esta vez, los motivos fueron principalmente geopolíticos.

Los precios iniciaron al alza la sesión del lunes luego de que, durante el domingo 17 de noviembre, el presidente estadounidense Joe Biden levantara la prohibición al uso de misiles estadounidenses de largo alcance por parte del ejército de Ucrania para atacar posiciones estratégicas dentro de territorio ruso.

El martes 19 de noviembre, cuando se cumplieron 1.000 días del comienzo del conflicto bélico, el ataque se hizo efectivo. Pocas horas antes del lanzamiento de los misiles estadounidenses contra la región rusa de Briansk, el gobierno ruso había ratificado su nueva doctrina nuclear, que permite el uso de bombas atómicas en respuesta a ataques con armas convencionales que pongan en peligro la soberanía rusa.

A primera hora del miércoles pasado, se dio un importante ataque aéreo ruso con drones contra Kiev, que se produjo pocas horas después de que la embajada de Estados Unidos en Ucrania tomara la inusual medida de cerrar sus instalaciones y advertir de un inminente ataque ruso a gran escala. Esto fue respondido por Ucrania, que horas más tarde, atacó nuevamente con misiles de largo alcance de origen británico, una nueva arma de origen occidental que se le ha permitido utilizar contra objetivos rusos.

Tras estos sucesos, el valor del trigo en Chicago recuperó sus niveles previos a la fuerte caída de la semana pasada y se ubicó en USD 209,3/t al cierre del jueves 21.

Si bien la escalada de violencia en el conflicto parece recrudecerse día a día, de cara al futuro, todo parece indicar que la tendencia bajista se mantendría. La cosecha en Australia está en franco avance y en la Argentina ya se han levantado los lotes del norte del país, iniciando con la presión de cosecha del hemisferio sur. Las condiciones de los cultivos de invierno en el hemisferio norte continúan presentando mejoras semana a semana. Y por si no fuera poco, las intenciones del gobierno ruso de intervenir el mercado de exportación a partir de las indicaciones de precios mínimos de exportación no han tenido frutos.

Durante la semana pasada, los precios FOB del trigo ruso han caído para ubicarse en torno a los USD 230/t, un valor significativamente inferior a los USD 250/t sugeridos como piso para los negocios de exportación. Esto se debe a que las exportaciones se mantienen fuertes y a un ritmo acelerado, anticipándose a la introducción de una cuota de exportación que es común que se aplique en la segunda mitad de la campaña comercial. Esto, a su vez, se ve impulsado por un cambio en la dinámica del mercado interno ruso.

Los productores del máximo exportador de trigo han dejado de mantener la tenencia de los granos a la espera de mejores condiciones, como se veía en temporadas previas con un contexto de bajos precios internacionales, para hacerse de liquidez y realizar depósitos a plazo ante la reciente suba de la tasa de interés. El Banco Central de Rusia incrementó su tasa de política monetaria a 21% el mes pasado, el nivel más alto en 20 años, en su lucha contra la inflación.