A partir del segundo trimestre de este año, las cotizaciones internacionales por aceites vegetales han empezado a intensificar su tendencia alcista, hasta alcanzar los valores más altos en un año y medio.
El escenario mundial de aceites vegetales presenta una dicotomía muy marcada, entre una reducción de oferta por girasol, colza y palma y un récord de suministros por soja (ver informativo N° 2165).
La producción de girasol a nivel mundial retrocedería casi 10% en la campaña 2024/25, con Rusia y Ucrania explicando la mayor parte de estos recortes. Estos países representan, además, el 70% de las exportaciones mundiales de aceite de girasol.
Mientras tanto por el lado de la soja, aunque las perspectivas productivas hacen gala de niveles récord para la 2024/25, la comercialización de aceite de soja mantiene una dinámica distinta entre los principales exportadores. Nuestro país encabeza la lista de principal exportador mundial de aceite de soja, y gran parte de la elaboración del óleo tiene como destino el mercado externo. Sin embargo, tanto en Brasil como Estados Unidos el aceite de soja es altamente disputado también por el mercado interno, principalmente en función de la elaboración de biocombustibles (más allá del consumo de aceite vegetal). Por lo tanto, el saldo exportable de aceite de soja es especialmente sensible a los cambios en las reglamentaciones locales de mezcla de biodiesel sobre la matriz energética de cada región.
Situación similar enfrenta la palma en los países asiáticos, principalmente sobre Indonesia, donde una intensa política nacional de biocombustible absorbe cada vez más oferta de aceite vegetal como input principal para la elaboración de biodiesel. Así, desde enero hacia agosto, la exportación de aceite de palma desde Indonesia recortó 3,25 Mt con relación al año anterior; dejando un saldo exportable global de 2 Mt por debajo del promedio para el último quinquenio.
En este contexto, Oil World proyecta que para la campaña 2024/25 las exportaciones de aceites vegetales llegarían a un mínimo de tres años, cayendo en 1,3 Mt respecto a la campaña pasada, principalmente explicado por el retroceso productivo en la región del Mar Negro. Esta situación se ha trasladado a el precio de los aceites vegetales, que cotizan muy por encima de los valores vigentes a comienzos de año.
Esta coyuntura puede verse reflejada en las cotizaciones FOB de aceite de girasol argentino, que acumula un aumento de 45% desde comienzos de este año y toca máximos desde febrero del 2023. Así, hoy una tonelada FOB de aceite de girasol cotiza en torno a 1.140 USD/t, cuando recién en mayo se llegó a perforar el techo de los 900 USD/t.
La dinámica del mercado externo por el aceite de girasol ha estado condicionando la dirección de la oferta local, aunque la elaboración industrial de aceites y subproductos no se muestra muy alejada de guarismos normales.
En este sentido, en lo que va de la campaña 2023/24 se procesaron 3,2 Mt de girasol en la industria local, ligeramente por encima del promedio del último quinquenio. Al mismo tiempo, la dinámica macroeconómica argentina y la escalada en los precios internacionales se conjugaron para redireccionar la oferta de derivados de girasol hacia el resto del mundo. Desde enero a octubre se exportó el 70% de la producción en plantas industriales de subproductos y aceite de girasol, esto es 13 p.p. por encima del promedio y la proporción más alta desde el año 2006 para la misma altura del año.
Así, entre 989.000 toneladas de aceite y 961.800 toneladas de subproducto, la exportación de los principales ítems del complejo girasol hasta octubre llegó a máximos de casi dos décadas, y apenas 80.000 toneladas menos que durante la campaña 2005/06.
En línea con lo anterior, el volumen registrado por Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) a la segunda semana de noviembre acumula 1 Mt de aceite y 1,1 Mt de subproductos, sumando un récord de negocios de exportación.
La fortaleza del programa exportador le ha aportado vigor a la demanda por girasol sobre el mercado local y ha sostenido la operatoria, aunque en el cuadro general las compras domésticas aparecen rezagadas con relación a la oferta disponible.
A la primera semana de noviembre, las compras totales por girasol sobre el mercado interno llegaban a 2,6 Mt, lo que representaría el 70% de la producción estimada para este año (3,7 Mt). Si bien es una proporción cercana al último trienio, corre 11 p.p. por detrás del promedio para la última década.
En consecuencia, dado el contexto actual de la comercialización por girasol, se desprenden tres puntos clave para analizar la dinámica de la operatoria desde aquí hasta el fin de la campaña:
Aún quedarían muchas toneladas para hacer frente a la demanda local.
Mientras la exportación conjunta de aceite y subproductos de girasol está 45% por encima del promedio de la última década, el procesamiento industrial solo se encuentra un 16% arriba del último decenio y en línea con el último par de años, por lo que el amesetamiento del consumo doméstico compensó parcialmente el incremento exportador.
Ya se cumplió con el 96% de las ventas al exterior registradas para exportaciones de derivados.
En referencia a este último punto, hacia mediados de noviembre se ha cumplido con el 96% del total de las toneladas registradas en DJVE hasta la fecha. Siendo que, durante la primera quincena de noviembre, según la agencia marítima NABSA se habrían embarcado 82.214 toneladas de derivados correspondientes al complejo girasol. Así quedarían por cubrir 88.000 toneladas de aquí hasta que finalice el 2024.
Aunque no de forma regular, ya se pueden empezar a ver las puntas FOB demandadas y ofrecidas para el aceite de girasol argentino 2024/25, las cuáles promedian los 1.180 USD/t. Esta situación explica en parte el salto de los compromisos por mercadería nueva, y el anote de girasol nuevo durante octubre fue el tercer volumen más alto en 20 años. A la primera semana de noviembre ya se habrían comprometido 401.000 toneladas de girasol 24/25, el volumen más alto en tres años.
Así, el ritmo de operatoria por la campaña que viene se sumó a los contratos por la mercadería ya en stock, dejando un volumen operado en octubre muy por encima de cualquier mes del año hasta enero.
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