Las lluvias eran claves para frenar la caída del rinde de trigo, que está en pleno período crítico, entre hoja bandera y llenado de granos y para el maíz cuya ventana de siembra se cierra el 15 de octubre con un 40% del área aún sin sembrar.

En los primeros 10 días de octubre, las lluvias favorecieron a unos pocos. En Córdoba, Colonia Almada registró 57,4 mm y Hernando 42 mm pero hacia el este las lluvias fueron escasas y las pérdidas de rinde no tienen piso. En Carlos Pellegrini, Santa Fe, cayeron apenas 9,8 mm, y en Rosario solo 2,4 mm. El sur santafecino y el norte de Buenos Aires no registraron lluvias.

El déficit hídrico de los primeros diez días de octubre se suma a un septiembre completamente seco en la región núcleo. Históricamente, en la primera década del mes ya deberían haberse acumulado 30 mm, pero este año apenas un 10% del área alcanzó esos registros.

El 80% de los suelos de la región continúan en estado de sequía y solo el noreste de Buenos Aires, en condiciones de humedad escasa a regular. Hoy, hacen falta entre 100 y 140 mm para recomponer las reservas de agua en los suelos.

¿Qué dicen los pronósticos de mediano plazo?

Los pronósticos anuncian probabilidad de lluvias desde el fin de semana. La esperanza está puesta en que esto afirme un cambio hacia un escenario más favorable para el final de la quincena.

Por la falta de agua, se estiman pérdidas de 500.000 t de trigo.

La campaña triguera 2024/25 en la región núcleo comenzó optimista: se sembró un 30% más que el año pasado y se planteó una gran apuesta con tecnología de punta, con el objetivo de superar en los lotes los 50 qq/ha. Sin embargo, salvo los milímetros que recibió el este de la región a fines de agosto, el cultivo pasó prácticamente todo su ciclo casi sin aportes de agua. Ahora, en plena definición del rinde, las estimaciones de producción se alejan de lo esperado. Se calcula un rinde promedio de 35 qq/ha, cuando hace un mes atrás se esperaba alcanzar 39 qq/ha. Con 1,3 M ha sembradas, se estima una producción de 4,4 Mt vs las 4,9 Mt proyectadas con un escenario climático normal. Si bien hay una mejora respecto al año pasado, la producción actual muestra una caída respecto al promedio de las últimas 9 campañas del 9%. Esto es desde la 2016/2017, cuando la región comenzó a superar el millón de hectáreas sembradas.

La mitad del trigo de la región núcleo está entre regular y malo.

De 1,3 M ha sembradas con trigo en la región núcleo, un 15% está en mala condición (5 p.p. más que la semana pasada), 35% regular, 40% bueno y un 5% muy bueno. En el NE Buenos Aires ha recibido más milímetros que en el resto de la región, dicen que “la falta de agua empieza a preocupar” en Baradero. En Junín y Piedritas se sembró con un planteo para 50 qq/ha, pero hoy las proyecciones son de 40 qq/ha, “siempre y cuando llueva en los próximos 7 días, sino seguirá cayendo”, advierten. En el centro sur de Santa Fe continúa acentuándose el deterioro del cultivo y su potencial. “Por el momento no hay lotes perdidos. Pero las pérdidas se incrementan y calculamos un 20 a 25 % de reducción”. En el sudeste de Córdoba, dicen: “Van a haber muy pocos lotes buenos. La mayoría está en mal estado”. Todo el sector vuelve a rogar por que llueva el fin de semana y los milímetros lleguen a tiempo para el llenado de granos.

Maíz y soja, siguen a la espera de agua.

Con solo el 49% del área de maíz sembrada y otro evento de lluvias que pasó sin dejar los milímetros para retomar la siembra. En caso de que llueva este fin de semana, comenzarían a solaparse la siembra de maíz con la de soja. Más allá de las complicaciones, lo único importante es el retorno de las lluvias. Esperanzados, los preparativos de pre-siembra de la oleaginosa también avanzan. Los técnicos de Carlos Pellegrini, dicen: «ya se han hecho algunos tratamientos en lotes con malezas resistentes, como el sorgo de Alepo, pero no se realizaron los pre-emergentes de septiembre. Vamos a pasar directamente a los tratamientos en la siembra». En el sur de la región, la situación es algo distinta. Allí están más avanzados y prevén comenzar la siembra después del 15 de octubre, siempre y cuando caigan al menos 20 mm.

La calidad de la semilla de soja también preocupa a los productores.

El ataque de patógenos durante el llenado de grano y una maduración deficiente hacia el final de la cosecha están afectando la germinación de las semillas que se usarán en esta campaña. Debido a los bajos valores de poder germinativo, este año los técnicos han flexibilizado el umbral mínimo de calidad, de manera excepcional. Recomiendan sembrar con valores por encima del 70%, cuando lo normal es 80%. La buena noticia es que con fungicidas, las pruebas de germinación muestran una mejora considerable: «en esta campaña será clave elegir bien el curasemillas a aplicar, para evitar sorpresas en la emergencia», explican los asesores de Carlos Pellegrini.