En los Llanos de La Rioja las lluvias son estacionales, concentrándose un 87% entre noviembre y marzo –estación húmeda–. El valor promedio de precipitaciones para esta región es de 350 milímetros con grandes variaciones interanuales y espaciales.
El recurso forrajero casi exclusivo para la ganadería es la vegetación natural y su crecimiento es coincidente con la estación húmeda y depende en su gran mayoría de la cantidad de agua caída en la época de lluvias.
Roxana Ávila –especialista del INTA La Rioja– explicó que “las consecuencias directas de la sequía están relacionadas a dos ejes fundamentales en los cuales se asienta la producción ganadera de la región: la disponibilidad de agua y la producción de forraje”.
Por un lado, la falta de precipitaciones limita la disponibilidad de agua para bebida de los animales, ya que depende en un 80 % de represas alimentadas de agua que escurre durante las lluvias. Por otro lado, la producción de forraje depende de la cantidad de lluvias ocurridas durante la estación crecimiento de la vegetación”, agregó la especialista.
A partir de información satelital y datos pluviométricos complementarios, actualmente existe una zona extendida de la región de Los Llanos de La Rioja que se encuentra bajo situación de sequía. La actividad ganadera de las áreas bajo sequía, presentan muy baja o nula disponibilidad de forraje de sus pastizales y pasturas.
El INTA La Rioja cuenta en el territorio con campos demostrativos donde se aplican las distintas tecnologías que el INTA recomienda y difunde a través de sus cinco agencias de extensión, redes sociales y emisiones radiales del programa Sendero del INTA para que las recomendaciones ante estos eventos climáticos lleguen a los productores locales.
La baja o nula disponibilidad de forraje produce que los animales no puedan cubrir diariamente sus requerimientos nutricionales provocando pérdidas de condición corporal, disminución de la producción láctea –lo cual impacta en el peso de los terneros–, descenso en el porcentaje de preñez debido a que las vacas permanecen en anestro –no presentan celo y ovulación– y, en casos extremos, mortandad.
Recomendaciones para el manejo del rodeo.
La aplicación del destete precoz es una de las herramientas que permite mitigar los efectos de la sequía en la eficiencia del rodeo. Contribuye a mejorar la condición corporal de los animales, reactivar la actividad sexual de la vaca y con ello se puede incrementar el porcentaje de preñez del rodeo.
“En vacas con cría al pie y baja condición corporal, la preñez puede no alcanzar el 60 %, sin embargo, con la aplicación del destete precoz, los porcentajes de preñez pueden superar el 80 %”, destacó Ávila.
Otra de las recomendaciones es la selección de animales, en el establecimiento deberá realizarse una revisión exhaustiva del rodeo, y retener aquellos animales que constituyen la “fábrica” de terneros: vientres y toros.
El resto de las categorías solo deben mantenerse en el establecimiento cuando las condiciones de disponibilidad de forraje no sean limitantes. Algunos criterios de selección que determinarán la salida de los animales del establecimiento son: animales improductivos, desgaste dentario y condición corporal.
En situaciones de sequía, existen al menos tres opciones de lo que puede hacerse con los animales que se retienen, las cuales tienen ventajas y desventajas, Ávila describió que estas son: “la venta –implica descapitalización y costos para recomponer el rodeo posteriormente–, llevar los animales a pastaje –es la opción más económica, pero puede implicar pérdidas de animales por robo o enfermedades– y alimentación en el campo –es una opción costosa, pero se tiene más control sobre la sanidad y posibles robos–.
Si se alimentan los animales en el campo, hay que cubrir los requerimientos de mantenimiento mediante alimentos que deben combinarse en proporciones adecuadas (ración) para no generar desbalances en el organismo.
Por último, la especialista recomienda la suplementación de los animales, y remarca tener cuenta algunas consideraciones.
“Los animales deberán acostumbrarse durante aproximadamente 10 días a los alimentos proporcionados. Para ello, debe ir incrementándose en forma diaria la cantidad de cada uno de los alimentos de la ración hasta alcanzar la cantidad definitiva, si el lote de animales no es parejo, deberán separarse por tamaño para evitar que los animales más grandes consuman mayor cantidad de alimento”, aclaró Ávila.
Luego, debe asignarse un mínimo de 50 centímetros de frente de comedero por animal para que tengan las mismas posibilidades de acceder al alimento, estos pueden construirse con lona o bolsas o con medio tambor. Asimismo, en lo posible, debe entregarse el alimento siempre a la misma hora, y tener acceso a beberos de agua en cantidad y calidad.
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