El biocontrol (o control biológico) asoma en el horizonte de las pulverizadoras como un desafío para su funcionamiento.

El tema fue tratado en una video-conferencia que organizó la empresa Horsch para mostrar el caso a gran escala desarrollado por el el Grupo Progresso en Brasil. Se trata de una compañía que trabaja 100.000 hectáreas y que empezó a utilizar el biocontrol en el tratamiento de los cultivos.

Soluciones orgánicas

El control biológico se basa en soluciones orgánicas como alternativa a los fitosanitarios, tanto para soja, algodón o maíz. Básicamente, se reemplaza el uso de agroquímicos empleando en su lugar bacterias (como Bacillus subtilis, un fungicida para soja) u hongos (como Beauveria bassiana, insecticida en el algodón)

Modificaciones

Si el biocontrol se adopta de forma masiva, por el ahorro que representa y por sus beneficios para el medioambiente, obliga a introducir modificaciones en las máquinas que se emplean para su aplicación.

Horsch identificó algunos de los cambios que requieren las pulverizadoras para tareas de biocontrol:

  • Presión: Se debería recurrir a mecanismos distintos a los que se usan con agroquímicos, porque se estaría trabajando con microorganismos.
  • Manejo del flujo: El caldo que contiene a las bacterias necesita moverse a menor velocidad, porque de lo contrario, mueren.
  • Bombas: Son necesarias las centrífugas y con una velocidad de rotación baja, a fin de mantener vivas las bacterias.
  • Preparación: Los caldos con las bacterias tienen una vida útil corta, por lo que deben ser preparados en el propio establecimiento y aplicados con celeridad.