Con operaciones comerciales que alcanzaron U$S 1.800 millones, las sembradoras lideraron los registros, seguidas por las pulverizadoras autopropulsadas, cosechadoras y equipos electrónicos.
El volumen de operaciones comerciales de maquinaria agrícola fue récord y cerró, en 2016, con U$S 1.800 millones. En el rubro, se destacaron las ventas de sembradoras, seguidas por las pulverizadoras autopropulsadas, las cosechadoras, los equipos electrónicos y los tractores.
Las causas de la reactivación y las proyecciones del INTA hacia 2020
Según señaló Mario Bragachini, especialista en agregado de valor del INTA Manfredi –Córdoba–, “en 2016, hubo una fuerte reactivación en el sector nacional de maquinaria agrícola con volumen de operaciones comerciales que alcanzó los U$S 1.800 millones, casi el doble respecto del año anterior”.
Así, las sembradoras lideraron el rubro con un incremento en las ventas de unidades del 62 %, seguidas por las pulverizadoras autopropulsadas con un 41 %. Por su parte, las cosechadoras tuvieron un alza del 38 %, los equipos electrónicos del 35 % y los tractores del 27 %.
Con respecto a las causas de la reactivación, Bragachini explicó: “El cambio favorable de rentabilidad en el agro fue inducido por varios factores aditivos locales y un sostenido precio internacional de los commodities en los mercados globales”.
Por un lado, los productores sembraron con un dólar a 9 pesos y cosecharon a 16 pesos, a lo que se le sumó la reducción de las retenciones y se facilitó la exportación de trigo y maíz. También, por las elecciones presidenciales, a fines de 2015 hubo una fuerte retención de granos que fueron liquidados recién en 2016 e invertidos ese mismo año.
A su vez, –detalló Bragachini– “la cosecha 2015/2016 tuvo rendimientos excepcionales que permitieron aumentar la capacidad de compra del sector productor de granos y de los proveedores de servicios”. Y aclaró: “No ocurrió lo mismo en el sector lácteo ni en las zonas afectadas por inundaciones”.
“Todos estos factores positivos generaron buena renta que, como es costumbre para los productores argentinos, lo invirtieron en maquinarias y camionetas”, detalló Bragachini.
A este contexto positivo, se le sumó el aspecto crediticio del Banco de la Nación Argentina que habilitó bonos promocionales con tasas subsidiadas a lo que la banca privada tuvo que responder favorablemente y los créditos fluyeron.
Para Bragachini, “la situación productiva favorable en el sector de granos impactó de manera positiva en el sector pecuario donde la producción porcina continúa con un crecimiento del 6 % y la carne bovina presenta cambios profundos de su sistema productivo con fuerte evolución de los feedlot y el aumento significativo del peso de faena”.
De todos modos, el técnico del INTA advirtió que “este aumento de la producción aún no se vio, del todo, reflejado ni en los frigoríficos ni en las exportaciones, pero se espera un fuerte impacto positivo en los próximos meses”.
Mientras tanto, tanto la producción avícola como la láctea preocupan por su baja rentabilidad causada tanto por el precio de las materias primas, como la caída del precio internacional de la leche en polvo y el impacto climático en los sistemas en las principales cuencas del país.
Un futuro con aires de bonanza
Para 2017, Bragachini estima “una reactivación para el complejo productor bovino de carne con importantes inversiones”, lo que repercutiría directamente en el aumento de demanda de maquinaria agrícola para corte, acondicionado, almacenaje, forraje conservado, racionamiento, producción de balanceados, manejo de efluentes y bioenergía.
De acuerdo con el técnico, “hacia 2020, la maquinaria agrícola será, cada vez más especializada en aspectos de automatismo, sensorización y robótica. A su vez, desde el punto de vista energético, serán cada vez más amigables con el ambiente, por lo que habrá un mayor desarrollo de máquinas eléctricas, híbridas y basadas en la bioenergía”.
“A futuro, –pronosticó el especialista de Manfredi– los sistemas productivos requerirán una mayor trazabilidad y sustentabilidad de los procesos, por lo que será indispensable la adopción de nuevas tecnologías, en este sentido”.
En este sentido, subrayó “el crecimiento sostenido” de los sectores de bioenergía y manejo de efluentes y la consecuente demanda de equipos mecanizados traccionados para trabajar con Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) y Pecuarias (BPP) hacia una producción más sustentable con trazabilidad.
Esto, a su vez, es acompañado por un incremento del mercado de máquinas para producir megafardos de heno de alfalfa de muy buena calidad. “Para esto se necesitan maquinarias de limitada producción nacional”, detalló Bragachini por lo que llamó a los fabricantes nacionales a “pensar y reaccionar positivamente en este potencial mercado”.
Para sostener el crecimiento del sector, el especialista destacó la necesidad de contar con desarrollos innovadores de máquinas globales basadas en las tendencias tecnológicas mundiales a fin de sustituir las importaciones, fomentar la fabricación local y aumentar la competitividad en las exportaciones.
A su vez, instó a un “tratamiento urgente de una Ley de arrendamiento que proteja la sustentabilidad productiva, incentive las BPA y le dé previsibilidad a los que siembran para que, al año siguiente si hacen las cosas bien, continúen en el mismo campo y formen parte de una planificación productiva a escala de cuenca”.
La tecnología nacional, rumbo a África
Más del 90 % de las sembradoras exportadas a África están en Sudáfrica, uno de los países más desarrollados del continente donde coexisten productores muy pequeños que trabajan sin mecanización y otros con grandes sembradoras electrónicas y tractores con autoguía de última generación.
De acuerdo con las estimaciones de Bragachini, hay expectativas de nuevas exportaciones hacia el continente para este año. Para Carlos Braga –subsecretario de Comercio exterior del Ministerio de Producción de Santa Fe–, “hoy el productor tiene un mercado bastante consolidado que le permite pensar en una estrategia de inserción internacional con una mirada más integral”.
En este sentido, el subsecretario aseguró que “regiones como África, buscan mejorar la eficiencia en la producción de granos y en este sentido, es la siembra directa la tecnología que más se adapta a las condiciones agronómicas de la región”.
“El INTA es un jugador clave porque es la única entidad del mundo que hace extensión e investigación. Es la simbiosis entre el Estado –de la mano del INTA– y el sector privado es lo que nos está potenciando y permitiendo ganar mucho terreno en África”, aseguró Braga.
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