Luego de su exhibición en San Rafael, Mendoza, la producción de Tato Moreno sobre una familia de puesteros malargüinos en un arduo arreo de cabras en plena Cordillera de Los Andes, se podrá ver en el Cine Gaumont a partir del 7 de Abril

Por María Gabriela Losino

El documental «Arreo» llega a Buenos Aires. Luego de su estreno nacional en Maipú, Mendoza (el pasado 16 de Diciembre), y su exhibición en San Rafael, en el mes de Marzo, la producción del realizador sanrafaelino Tato Moreno sobre una familia de puesteros malargüinos en un arduo arreo de cabras en plena Cordillera de Los Andes, se podrá ver en el Cine Gaumont (Av. Rivadavia 1635) a partir del Jueves 7 de Abril. Al pie de este post entrevistamos al director.

Arreo 1

Esta producción revela la inspiradora y refrescante historia de la familia Parada. Eliseo, su esposa Juana y sus hijos José Abel y Facundo (ambos de veintitantos), son puesteros trashumantes de cabras en Malargüe, al sur de Mendoza, Argentina.

Estos auténticos gauchos andinos deben enfrentar la amenaza que representa el “progreso” para su única fuente de sustento, y la incertidumbre de no saber por cuánto tiempo más sus propios hijos mantendrán esta tradición pastoralista, transmitida de generación en generación.

Desde el comienzo, «Arreo» apela a los cinco sentidos del espectador y lo deposita en medio de la cordillera de los Andes para que cabalgue junto a Eliseo, su piño de quinientos animals, los cuatro perros arrieros, la mula, y una omnipresente polvareda. Al impacto visual inicial, se suman los sonidos rítmicos, casi hipnóticos que emiten el
arriero y los animales por igual y ante los cuales no queda más que dejarse llevar.

El polvo, impertinente, invadirá el paladar. Tal variopinto conjunto se desplaza como una unidad: en el recorrido hacia las tierras de pastoreo de verano prevalece un trabajo de equipo impecable que se despliega sobre un lienzo de dunas, viento, montañas, valles, ríos, estrellas, fuego, lluvia…este festival de belleza goza de asistencia perfecta.

A medida que los sentidos se acostumbran a la constante estimulación, se sumará una compañera para el resto del arreo: la toma de conciencia. Eliseo tiene mucho que decir. Sobre los placeres de la vida cotidiana del arriero y sobre la posible desaparición del pastoralismo que él honra con absoluta convicción.

La vida del puestero no se trata sólo de mover animales de un lado a otro. Siempre hay algo para hacer: cuidar a las chivas en tiempo de parición, ahijar a los chivitos, buscar a las cabras que se escapan, amansar los caballos, trenzar lazos, hacer el pan, y mucho más. Casi todo es novedoso para el de crianza urbana. Por suerte, Eliseo no está solo a la hora de preservar la forma de vida que heredaron de sus ancestros.

Este documental ofrece la oportunidad de aprender sobre una cultura poco conocida para la mayoría y de tomar conciencia sobre las formas en que el mundo moderno amenaza a la trashumancia como medio de vida. La belleza natural de comienzo a fin se convierte en el mejor ambiente de aprendizaje que cualquiera pudiera desear.

¿Cómo surgió el proyecto?

«Hace más de ocho años cuando yo estaba produciendo un documental sobre escuelas albergue en el sur de Malargüe, casi en el límite con Neuquén («De Idas y Vueltas»). Ahí empecé a descubrir la realidad de los puesteros crianceros de la zona. Supe que los jóvenes estaban dejando el campo y que esa cultura estaba desapareciendo. Me interesó mucho explorar los dos mundos, el de los que se quedan a seguir con el trabajo del campo y el de los que deciden dejarlo e irse a la ciudad», comenta Tato Moreno. «Después de terminar ese documental, pasaron casi dos años hasta que encontré a la familia Parada en Bardas Blancas, una localidad a 60 kilómetros al sur de la ciudad de Malargüe. Eliseo Parada, su esposa Juana Moyano, su hijo José Abel, que había partido a la ciudad, y su hijo Facundo, que decidió quedarse en el campo».

¿Cómo eligieron a la familia Parada?

«Fue un largo recorrido buscando una familia, y me ayudaba en esa tarea un profesor de historia y locutor de la radio de Malargüe, Francisco «Pancho» Parada. Con él recorrimos el campo y no encontraba esa familia que estaba buscando. Y un dia, bajando de la montaña en uno de esos viajes, me dijo: paremos en Bardas Blancas, voy a presentarte a mi hermano mayor, Eliseo. Literalmente, a los cinco minutos de hablar con Eliseo, conectamos profundamente y él me dijo: ‘yo soñé que alguien algún día vendría a contar la historia de nosotros, los crianceros». Inmediatamente supe que esa era la familia».

¿Cómo fue el proceso de rodaje y cuánto duró? ¿Contaron con algún apoyo?

«Fue arduo y largo. Siempre tomo un período considerable de tiempo, conociéndome con los protagonistas y experimentando su forma de vida antes de empezar a filmar. Esta película no tuvo subsidio alguno; la solventamos nosotros mismos y tuvo apoyo logístico en algunos aspectos de la Municipalidad de Malargüe y también de Eliseo y su familia, que nos permitían subir en sus caballos por ejemplo y nos prestaban monturas. El costo de la producción, post-producción y distribución lo tuvimos que afrontrar nosotros, con nuestra productora».

¿Ustedes están radicados en Miami verdad? ¿Por qué están allá? ¿Trabajan en proyectos desde los Estados Unidos?

«Nosotros tenemos nuestra casa en Mendoza, yo trabajo mucho en Estados Unidos porque aquí me formé: estudié cine y televisión a finales de los ’80 y vivimos 15 años (entre 1989 y 2004) en California. Luego nos radicamos en Mendoza y vengo seguido a trabajar aquí. Ahora estamos hasta fin de año con un contrato con ESPN en Miami. Pero en el 2017 estaremos de regreso a Mendoza. Claudia, mi pareja, es productora y traductora, y se dedica desde acá full-time a promocionar y distribuir «Arreo» para que lo vea la mayor cantidad de gente posible».

Galería de imágenes

Teaser

ARREO documentary teaser from Tato Moreno on Vimeo.