Un informe de la REM, Red de Conocimiento en Malezas Resistentes, que coordina Aapresid, determina el impacto de las malas hierbas en los márgenes de la empresa agropecuaria.
En los últimos diez años, el incremento en el número y distribución de malezas de difícil control -tolerantes y resistentes a herbicidas- en Argentina, ha sido significativo, provocando importantes pérdidas de rentabilidad en la producción agrícola. Además de generar disminución de rendimientos y mayores costos para su control, estas “malas hierbas” obligan a realizar cambios en los sistemas, por ejemplo, llevando a abandonar determinados cultivos para sortear la presencia de malezas particulares. Asimismo, originan costos externos por las malezas que se propagan afuera de los límites del lote.
Por eso, la REM (Red de Conocimiento en Malezas Resistentes) elaboró un informe donde se determina cómo los nuevos y mayores costos en que se debe incurrir para producir en un contexto de malezas difíciles, impactan en el Margen Bruto de la empresa agropecuaria de seis regiones del país.
En el trabajo se analizaron seis zonas agroecológicas: Noreste (NEA), Noroeste (NOA), Norte de Córdoba (NCba), Sur de Córdoba (SCba), Zona Núcleo (Núcleo) y Sudeste de Buenos Aires (SEBA), y para cada una de ellas se calcularon los costos de producción de soja y maíz en dos situaciones: “Sin malezas difíciles” (SMD) y “Con malezas difíciles” (CMD). Dentro de las especies problema, se consideraron las malezas más mencionadas por los técnicos en los talleres de la REM. En tanto, las estrategias de control químico de las mismas fueron consultadas a asesores referentes de cada zona, en base a lo que se está utilizando en lotes con alta infestación.
Amaranthus Palmeri
De acuerdo a lo relevado, se pudo determinar que el manejo de las malezas difíciles implicó un aumento en el uso de herbicidas y en algunos casos de las dosis aplicadas, lo cual derivó en un incremento de costos significativo que varió entre 121 U$S y 18 U$S, alcanzando los máximos en el NEA, NOA, Norte y Sur de Córdoba. Esto concuerda con lo que se viene observando en el mercado de herbicidas a nivel nacional: en 2013 se ha gastado un 27% más en “herbicidas no glifosato” que en 2012, superando los 667 millones de dólares. Por su parte, en glifosato se gastaron 907 millones de U$S, un 3% más que el año anterior.
“En zonas como NOA, NEA, Norte y Sur de Córdoba, las malezas difíciles están impactando muy significativamente sobre el MB de los cultivos de verano, haciendo más negativos los MB donde ya lo son por los bajos precios de los granos; volviendo negativos los MB que son apenas positivos; o disminuyéndolos marcadamente y tornándolos apenas positivos, según zona y cultivo considerado. Esto, indica que hay situaciones en las que resulta inviable económicamente realizar un determinado cultivo”, señaló el Ing. Agr. Marín Marzetti, gerente de la REM. Por su parte, las zonas Núcleo y Sudeste de Buenos Aires son las que menor impacto han acusado hasta el momento.
Vale destacar que todos los márgenes brutos calculados no incluyeron el costo de alquiler, lo que deja en claro que en determinadas zonas y situaciones de malezas no queda margen alguno para poder pagarlo. “Esto pone de manifiesto que los propietarios de los campos deberán ser partícipes de la solución si pretenden conservar el valor de su propiedad”, advirtió Marzetti.
Por otra parte, los números muestran que un manejo “reactivo” (una vez que aparece el problema) hace peligrar el negocio agrícola cuando la problemática se incrementa marcadamente. En sentido contrario, el manejo “proactivo” (antes de tener el problema) tiene costos iniciales más elevados pero sensiblemente menores en el mediano y largo plazo. En este último caso, se incluyen prácticas como la limpieza de máquinas al ingresar al lote, control de los primeros manchones, monitoreo permanente y de calidad, inclusión de cultivos de cobertura, rotación de cultivos, rotación de mecanismos de acción herbicida, dosis adecuada, calidad de aplicación, entre otras.
“Hay que tomar conciencia de que se debe trabajar intensamente en generar y adoptar prácticas de Manejo Integrado de Malezas y Plagas en general, para lograr una mayor sustentabilidad de los sistema de producción actuales”, concluyó el gerente de REM.
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